En ocasiones cuando miro a un hombre a los ojos, me imagino cómo
pudo ser de niño, es fácil, os lo recomiendo. Solo tenéis que observar cómo
anda, que gestos hace con las manos, si sus ojos brillan cuando hablan, todas
esas pistas os harán una radiografía de su infancia. A veces me sorprendo a mi
mismo con los resultados que obtengo, veo a personas, que prácticamente no han
cambiado, detrás de las arrugas, de las cicatrices que el tiempo nos marca. Se
pude seguir viendo a un niño.
Sin embargo en otros casos, por mucho que observo, por
imaginación que derroche, no veo nada, un adulto vacio, sin alma. Esos hombres
me dan miedo.
Y a mi apreciado compi y amigo. Esos "bad-men" fueron los chicos malos, los golfos de la infancia d los que desgraciadamente cada vez hay +. Un abrazo
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