miércoles, 18 de enero de 2012

El dragón y el arquero (capítulo V)

Idgir, acompañó a Martin hasta la cabaña de leñadores, en lo más profundo del bosque. Estaba lejos de los caminos convencionales, y oculta tras una densa espesura de matorrales.

Martin observó que aquel sitio era un lugar muy oculto, ¿Cómo se enteraría el dragón que había nacido el séptimo hijo? Quizás podría llegar a una solución para que nadie saliera perjudicado. Su cabeza no dejaba de cavilar.

Cuando llegaron a la puerta de la humilde cabaña, todos los allí presentes, el padre, los hermanos y hermanas de Idgir, recibieron a Martin con alegría, pensaban que era un médico, pues se había despojado de su vestimenta de soldado, con ella solo llamaría la atención.

Fue agasajado con cerveza negra, y pan blanco. Todo un lujo para una familia humilde.

Martin, no sabía como actuar, tenía que matar a la madre de Idgir, que se encontraba en el catre aquejada de fuertes dolores por la inminente llegada del nuevo bebé.

Se quedó a solas con la dolorida mujer, la cabaña solo tenía una estancia. En el centro estaba el hogar, un caldero burbujeaba, y rodeando al fuego se situaban unos sacos de lana, utilizados por los niños para dormir, no había muebles, más que una tosca mesa y unas pocas sillas. Todos esperaban afuera. Martin solo tenía que hundir su daga en el cuello de la mujer y salvaría el reino.

domingo, 1 de enero de 2012

El dragón y el arquero (capitulo IV)

Martin, quiso comunicar a su capitán lo que le había dicho el viejo. Pero sintió miedo de lo que pudieran hacerle a la mujer. Contra toda norma, abandonó a sus compañeros y se adentró en lo más profundo del bosque, la pena por desertor era la muerte, pero no pensó en eso, prefirió arriesgarse a ayudar antes que ser participe de un asesinato.

Después de tres días infructuosos, cuando ya había perdido toda esperanza, encontró a un niño recogiendo leña. Se acercó y le dijo.

-    Hola, ¿Cómo te llamas?
-    Idgir.- dijo, el pequeño.
-    Busco a una mujer que esta próxima de tener un bebé, ¿puedes ayudarme?-dijo Martin intentando ocultar su arco para no asustar al niño.
  
El pequeño Idgir, asintió con la cabeza y continuación dijo:

-    Mi madre traerá en breve un hermanito. ¿Quizás la busques a ella?
-    ¿Cuántos hermanos sois vosotros?
-    Conmigo seis.

Martin sabía que estaba a punto de encontrarla, lo que aún no sabía era como actuar. No podía volver con sus compañeros, y comprendía que era cuestión de tiempo que el capitán lo descubriera todo.